SAN LUCAS 23; 54-56. (Español).
Era el día de la Parasceve y estaba para comenzar el sábado.
Las mujeres que habían venido con El de Galilea le siguieron y vieron el monumento y cómo fue depositado su cuerpo. A la vuelta prepararon aromas y mirra. Durante el sábado se estuvieron quietas por causa del precepto.
SAN LUCAS 23; 54-56. (Chavacano de Zanboanga).
Aquel dia visperas del Pascua y cerca ya gayot el sabado.
El maga mujer, quien ya sigui junto con Jesus desde Galilea, ya sigui atras y ya mira el sepultura y paquemodo ya pone sila el cuerpo de Jesus. Despues ya volve sila y ya prepara maga mirra y maga perfume. Y na dia del Sabado ya descansa sila comforme ta manda el Ley.
SÁBADO POR LA MAÑANA.
MEDITACIÓN PRIMERA.
De la soledad de nuestra Señora, y lanzada que se dió al Salvador.
Hasta aquí has celebrado, ánima mía, la muerte y los dolores del Hijo: tiempo es ya que comiences á celebrar y lamentar los de la Madre. Pues para esto asiéntate ahora un poco á los pies del Profeta Jeremías, y tomándole las palabras de la boca, con amargo y doloroso corazón suspirando, dí así: ¿cómo quedas ahora sola, inocentísima Virgen? ¿Cómo queda viuda la Señora del mundo, y sin tener ninguna culpa, te han hecho tributaria de tanta pena? ¡Oh Virgen Santísima! querría consolarte, y no sé cómo: querría aliviar un poco la grandeza de tus dolores, y no sé por qué camino, Reina del cielo, si la causa de tus dolores eran los de tu Hijo bendito, y no los tuyos (porque más amabas á él que á tí), ya han cesado sus dolores, pues el cuerpo no padece, y toda su ánima es ya gloriosa; cese pues la muchedumbre de tus gemidos, pues cesó la causa de tu dolor. Lloráste con el que lloraba, justo es que goces ahora con el que ya goza. Ciérrense las fuentes de esos purísimos ojos, mas claros que las aguas de Ecebon, y ahora turbios y oscurecidos con la lluvia de tantas lágrimas. Aplacada es ya la ira del Señor con el sacrificio del verdadero Noé; cese pues el diluvio de tus sacratísimos ojos, y esclarézcase la tierra con nueva serenidad. Salida es ya la paloma del arca, señales traerá cuando vuelva de la clemencia divina; alégrate con esta esperanza, y cesen ya tus gemidos. El mismo Hijo tuyo pone silencio á tus clamores, y te convida á nueva alegría en sus cantares, diciendo: el invierno es ya pasado: las lluvias y los torbellinos han cesado: las flores han aperecido en nuestra tierra: levántate querida mia, hermosa mia, y paloma mia, que moras en los agujeros de la piedra, y en las aberturas de la cerca, que es en las heridas y llagas de mi cuerpo; deja ahora esa morada, y ven conmigo.
Bien veo, Señora, que no basta nada de esto para consolaros, porque no se ha quitado, sino trocado vuestro dolor. Acabóse un martirio, y comienza otro. Renuévanse los verdugos de vuestro corazón, é idos unos suceden otros con nuevos géneros de tormentos, para que con tales mudanzas se os doble el tormento de la Pasion, ahora vuestra soledad: hasta aquí sus trabajos, ahora su ausencia: una ola pasó, y otra viene á dar de lleno sobre vos; de manera que el fin de su pena es principio de la vuestra.
Y como si esta pena fuera pequeña veo que os aparejan otra no menor. Cerrad Señora mia, cerrad los ojos, y no mireis aquella lanza que va enristrada por el aire, dónde va á parar. Cumplido es ya vuestro deseo, escudo sois hecha de vuestro hijo, pues aquel golpe á vos hiere, y no á él. Deseábades los clavos y las espinas; eso era para su cuerpo, la lazada se guardaba para vos. ¡Oh crueles ministros, oh corazónes de hierro! ¿Y tan poco os parece que ha padecido el cuerpo vivo, que no le quereis perdonar despues de muerto? ¿Que rabia de enemistad hay tan grande que no se aplaque cuando ve el enemigo ya muerto delante de sí? Alzad un poco esos crueles ojos, y mirad aquella cara mortal, aquellos ojos difuntos, y aquel caimiento de rostro, y aquella amarillez y sombra de muerte, que aunque seais mas duros que el hierro, y que el diamante, y que vosotros mismos, viéndolo os amansareis. ¿Por qué no os contentais con las heridas del Hijo, sino que tambien quereis herir á la Madre? A ella herís con la lanza, á ella tira ese golpe,, á sus entrañas amenaza la punta de este hierro cruel.
Llega pues el ministo con la lanza en la mano, y atraviésala con gran fuerza por los pechos desnudos del Salvador. Estremecióse la cruz en el aire con la fuerza del golpe, y salió de allí agua y sangre, con que se lavan los pecados del mundo. ¡Oh rio que sales del paraíso, y riegas con tus corrientes toda la haz de la tierra! ¡Oh llaga del costado precioso, hecha mas con el amor de los hombres, que con el hierro de la lanza cruel! ¡Oh puerta del cielo, dentada del paraíso, lugar de refugio, torre de fortaleza, santuario de los justos, sepultura de los peregrinos, nido de las palomas sencillas, y lecho florido de la esposa de Salomon! Dios te salve, llaga del costado precioso, que llagas los devotos corazones, herida que hieres las ánimas de los justos, rosa de instimable hermosura, rubí de precio inestimable, entrada para el corzón de Cristo, testimonio de su amor, y prenda de la vida perdurable. A tí se acogen los tentados, en tí se consulan los tristes, contigo se curan los enfermos, por tí entran en el cielo los pecadores, ¡Oh fragua de amor, casa de paz, tesoro de la Iglesia, y vena de agua viva, que salta hasta la vida eterna! Abreme, Señor, esa puerta, recibe mi corazón en esa tan deleitable morada, y dame por ella paso á las entrañas de tu amor.
FRAY LUIS DE GRANADA.- (Granada 1504 - Lisboa 1588). Dominico, escritor, teólogo, tratadista, predicador y humanista. Obras.- Seis libros de la retórica eclesiástica (1576); Libro de la oración y la meditación (1554); Guía de pecadores (1556); Memorial de la vida cristiana (1561).
JOSÉ MARÍA MORÁN ÁLVAREZ.- (Laviana, Asturias 1804 - Madrid 1884). Dominico, teólogo y moralista.Obras.- Teología Moral (3 volúmenes). Formador del cardenal Zeferino González y fray Norberto del Prado, ambos eminentes profesores de la universidad de Santo Tomás de Manila.
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