Este pequeño libro de poemas, de 119 páginas y de 15 por 10 centímetros, es una muestra de cómo los autores filipinos, que utilizan el idioma español como expresión literaria, solventan las muchas dificultades con las que se encuentran para publicar sus obras, sobre todo, desde el final de la Segunda Guerra Mundial. No figura casa editorial y la fecha de impresión debió ser a finales de 1.948, pues es la que figura en la portada del libro y en la primera página, junto a la foto del autor. Al final del Prefacio, escrito por José Sedano, aparece 11 de octubre de 1.938. No creo que sea un error, pues no menciona el título de la obra, por lo que es posible que se escribiese mucho antes de poder ser publicado el libro. Otra prueba de que Nhello tuviese en mente publicar sus poemas mucho antes, y no poder hacerlo, por las dificultades con las que se encontraban los autores filipinos es la Carta Abierta, que D., Emeterio Barcelón Barceló le escribe al autor y aparece en la páginas 113, 114 y 115 del libro y lleva por fecha, 03 de junio de 1.937. Tanto el último poema al que Nhello le pone fecha titulado, "Nuestro cuatro de julio", 1948; como la felicitación que le dirige José Razón fechada el 23 de octubre de 1.948, y en la nota que escribe, "Al Amable Lector", fechada el 12 de septiembre de 1.984, en la que nos dice:<... mi humilde obrita ha tiempo deseada.>
Juan Reyes (Nhello), publicó otro poemario titulado, "Inquietudes"; Manila; Nueva Era Press, 1.954; 94 pags.
D.,José Sedano, autor del Prefacio del este libro son da una idea muy cabal de la trayectoria literaria de Nhello: <Podrá suceder que por azares del destino o por circunstancias adversas en la tarea periodística, siempre ingrata y mal remunerada en todo tiempo, un individuo desaparezca del ruedo de la lucha ose oculta tras un bien remunerado empleo burocrático o de otra índole análoga; pero el germen existe latente en las células cerebrales y en todo momento encontrareis en este ser -no conforme con los derroteros que se impuso por deberes o necesidades familiares- ese microbio literario royéndole los atávicos instintos heredados, Dios sabe de quien o porqué, y siempre dispuesto en todo momento que sus ocupaciones o las circunstancias se presenten propicias a producir, ya sea una poesía con motivo del Santo u otro acontecimiento familiar del amigo, ya a meterse a replicar en prosa o en verso contra cualquier anomalía o injusticia con que sus facultades sensoriales tropiecen en el curso de los acontecimientos, ya a fundar con sus escasos medios una revista que le permita dar expansión a ideas abroqueladas en su cerebro y prontas a dar rienda suelta a su neurosis periodística o literaria tan atropelladamente enfrascada por un esfuerzo consciente de su volición.>
En la Nota Aclaratoria, el autor escribe: <Sin ninguna pretensión vana, si acaso un mero capricho íntimo, -como todo humano tiene el suyo,- indújome a coleccionar unas cuantas poesías mías ya publicadas en algunos periódicos y revistas de la localidad, a excepción de otras tantas concebidas en distintas épocas de mi vida, que se quedaron inéditas, por motivos circunstanciales y que hoy gustosamente las incluyo aparte, en este modesto breviario lírico "NOCHES DE INSOMNIO".>
El libro comienza con una sencilla poesía titulada OFRENDA:
A.................
Sangriento el corazón con honda herida,
¿No has de impregnarle el bálsamo de tu
amor?
¿Dejas morir al que te ama y no te olvida,
Sin lenitivo para su cruel dolor?
FLOR BULAKEÑA.
Dalaga de mi barrio, que aromas el ambiente,-y respiramos vida, y soñamos amor;-
"La bulaqueña"; Juan Luna |
que son quejas del alma herida de dolor...
Por mi triste infortunio estoy en este exilio,
-esclavo penitente de una loca pasión;-
añorando recuerdos en la miel de un idilio
que supieron mis labios y sintió el corazón ...
Aquellas dulces horas que creía infinitas,
al amparo piadoso de un amor sin igual ...
tú y yo tejíamos collar de sampaguitas,
cual si uniéramos vidas en un beso nupcial ...
Así fueron los días, tras día -de quereres-
musitándonos ambos el dulce verbo: AMAR ...
como una oración santa que elevan nuestros seres
al Dios Omnipotente en su divino altar.
A veces, al claror de la pálida Diana,
cabe el sendero-rosa que conduce al Amor ...
allí nos sorprendía la indiscreta mañana
cual sorprendente solía el abrir de una flor ...
Mas, la dicha muy pronto se alejó de mi lado,
como una ilusión mítica de dulce ensoñación
que forjara en su mente el triste Bien-amado ...
que llora las congojas del loco corazón ...
Marzo, 1.929
LA VANGUARDIA.
Es el Fénix que resurge de cenizas y de ruinasde un pasado esplendoroso que nos cuenta nuestra Historia
y sus plumas son de oro, no manchadas por la escoria
de los antros de la codicia extrangera en Filipinas.
Es el águila en el viento, es el águila en la altura
enamorada de toda luz y toda poesía,
que en nuestra Patria, sedienta de libérrima harmonía
derrama -orballo de flores- artes, ciencias y cultura.
En sus hojas se entreven agrupadas tres estrellas,
son hermanas de las bellezas y tiernísimas dalagas,
que enloquecen con perfumes embriagantes de sampangas
cuando en las noches de luna son suspiros sus querellas.
Se presenta rojo a veces cual lo rojo de sus venas
si contempla el pie de Atila sobre el ara profunda,
y su pluma se convierte por momentos en espada
para alzarla en la defensa del que gime entre cadenas.
Es el símbolo glorioso, sacratísimo estandarte
cual aquel que enarbolaron los Rajahs de los malayos,
y murieron defendiendo sin temores ni desmayos
como fuertes orientales, como vástagos de Marte.
Es el fruto de este pueblo lleno de alma y de conciencia
que va siempre propagando esta máxima sublime
del sincero patriotismo que nos salva y nos redime,
y se encierra en una frase que se llama: ¡INDEPENDENCIA!
1.911
LA DAMA DE LAS CAMELIAS
Para la simpática Revista "RENACIMIENTO FILIPINO"
en su tercer Aniversario.
Flor de carne, coqueta, enfermiza, tirana;
olorosa a camelia del huerto parisién,
dulce y sabrosa como la bíblica manzana
que Duval evocara en su sueño de Edén ...
Alma frágil e incógnita de mujer seductora,
hecha de luz y besos, de pecado y perdón;
fascina con su risa a todos, mientras llora
en silencio la suerte loca del corazón ...
Y su existencia mísera se apaga y se marchita
cual esa flor romántica llamada margarita
que deshoja sus pétalos de la tarde al caer.
Y mudos, a lo lejos, cual sombras fugitivas,
vánse Arturo y el Conde, dos almas pensativas
mientras muere en los brazos de Armando la Gautier.
1.913
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