Hace un par de años o quizás más decidí escribir en un blogg, impresiones, noticias, comentarios, etc., sobre literatura escrita en idioma español en Filipinas. Ahora todo eso ha desaparecido por mera cuestión económica. Desde este momento me propongo recuperar en parte algunos de esos escritos.
El anterior blogg también se llamaba "Desde mi duyan". ¿Por qué este título? Porque el duyan es la hamaca en idioma español, término común en todas las mayores lenguas del archipiélago filipino. En tagalog, bícol, pangasinan, pampango, iloco, ilongo, cebuano, se usa la palabra DUYAN, para designar la hamaca, además es mi lugar favorito cuando estoy en Filipinas, tumbado en el duyan es donde mejor me lo paso, horas y horas ganduleando, sin pensar en nada, perdiendo el tiempo, lejos de las ocupaciones estresantes, ¡qué placer!; ¿qué más se puede pedir a mis años?
El escritor filipino JOSÉ PALMA, en su libro, MELANCÓLICAS, titula uno de sus poemas "EN LA HAMACA", y dice así:
El escritor filipino JOSÉ PALMA, en su libro, MELANCÓLICAS, titula uno de sus poemas "EN LA HAMACA", y dice así:
¿Qué se perdió en el seno del vacío?
¿Qué inquieren sus miradas?
¿Mira acaso a las aves que se esconden
del calor en las ramas?
¿Por la escala de luz de un rayo de oro
retorna quizás su alma
al paraíso reluciente y bello,
su prístina morada...?
La siesta asfixia. El son de los cañales
preludia a la tagala
su canción de miel que ha desprendido
la ilusión del pentagrama.
Los insectos rebullen en las hojas
sobre el tapiz de grama,
y se aduermen rendidos a los hálitos
de un ambiente de lavas.
El sopor se difunde, derramado
por estivales auras,
y en el lejano término simulan
dorarse las montañas.
Hay vida y poesía a esas horas
en que el calor abrasa...
Pero la virgen tiene en el espacio
inmóvil la mirada.
Hija gentil de una región de fuego,
acaso vuela su alama
por el país de rosas del idilio
cuyo perfume embriaga.
Tal vez sueña en las dulces sampaguitas
cogidas de las ramas
para ser el collar lleno de aromas
en la linda garganta.
La alegre sonatina de los besos
que da el viento a las palmas,
tal vez rima a sus oídos el kundiman
trovado en noche plácida.
Mas ¡quién sabe!... Deshácese la tromba
en aquellas montañas...
y alguien atrae allí el corazón virgen
de la virgen tagala.
En el álbum rosado de la vida
también hay negras páginas
en que se ocultan los ensueños místicos
bajo un velo de lágrimas.
Y mientras sueña en cuerpos que se caen,
se hiere, se desgarran,
en un campo sembrado de cadáveres
y de sangrientas charcas;
Vibra la llama estuosa de la sienta,
pasa la brisa cálida,
y murmura en sus notas el prefacio
de algún idilio convertido en drama.
1.900.
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