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EL PRIMERO.

   "Ave en jaula lírica", fue el primer libro que leí de un autor filipino, Federico Espino Licsi. Quizás por ello le tenga un cariño especial, lo compré en Intramuros, en la Fuerza de Santiago, en la primavera de 1.992, en mi primer viaje a Filipinas. Como ocurre  casi siempre, todo ha cambiado mucho y en este caso para mejor. El país ha prosperado, sus habitantes gozan de un bienestar difícil de imaginar en aquellos tiempos, con una situación política muy difícil y una  economía paralizada, me hacía recordar la llamada Transición española.     


   
    Federico Espino Licsi, nació el diez de abril de 1.939, en Pasig,( Rizal). Aunque hoy en día esta ciudad pertenece a Metro Manila, en aquella época por la ley nº 137 de la Comisión de Filipinas del once de junio de 1.901 que es cuando se crea la provincia de Rizal,  Pasig entra a formar parte de ella hasta 1.975, cuando el gobierno de Marcos por Decreto Presidencial nº 824 la incorpora a Metro Manila. Federico Espino Licsi, de familia de habla tagala, fue en la universidad donde toma su primer contacto con el idioma español. Licenciado en periodismo en 1.959. A los 26 años ya había publicado cinco poemarios, en 3 de ellos incluye algunos poemas en español. Poeta trilingüe, tagalog, ingés y español. Recibió los mayores galardones en los tres idiomas durante su corta vida literaria, el Premio Zóbel le fue concedido en 1.978.


Doña Beatriz Zóbel de Ayala, Jr., hace entrega a D., Federico Espino Licsi del Premio Zóbel de 1.978

   Esta foto aparece en el libro "81 Years of Premio Zóbel", de Lourdes Castrillo Brillantes. Federico Espino Licsi publica también en español, "Caras y caretas de amor", en 1.974,( en el Prólogo de la obra que nos ocupa, D.,  Guillermo Gómez Rivera escribe que "Caras y caretas de Amor" ya había sido publicada con anterioridad) ; "Latigazos de luz", en 1.974; y "Tambor de sangre", en 1.977. Tras sufrir varios ataques nerviosos es ingresado en un hospital psiquiátrico hasta un año antes de su muerte el veinte de abril de 2.011.
   La profesora Rocío Ortuño Casanova publicó un estudio de su obra en el "Bulletin of Hispanic Studies", (Liverpool. 2002), Vol 93, nº 1; 2016, pags., 63-80, titulado, " Federico Espino Licsi, cantos a la cultura española desde Filipinas". La publicación electrónica "Revista Filipina " también se ha ocupado en varios números de la obra de este autor.
 




   Poemas que aparecen en la obra: "Carta de un pintor a una patrona de las artes"; "La sombra de Rimbaud"; "Los querubes de Fray Angélico"; "Desnuda bajando por la escalera"; "Canto a un espantapájaros"; "El amor que no se marchita"; "El tocadiscos"; "Canción de una sombra"; "Dos llamas"; "Llanto de un gallero"; "Los ángeles del pasado"; "Parábola"; "En la casa de Rizal"; "Canción Lorcana"; "Viajes"; "Narciso nuevo"; "Negrura y blancor"; "Fiebre"; "Arte poética"; "Oración a María"; "A mi gato misterioso"; y "Aberración".
 
   Los dos poemas que más me gustan, no digo que sean los mejores,- yo no entiendo ni sé de letras-, como decía una canción que oía cuando era niño en un viejo tocadiscos que tenía mi padre-, son:
 

            Llanto de un gallero.                              Dos llamas.

            Está vencido                                             El pan ya no es pan sino ácimo amor.                                      mi gallo blanco,                                       Calor sin levadura. Fuego. Ardor.
            mi gallo listo.                                           Pero entre el tabernáculo y mi hambre,
            Todo apagado.                                          se interpone otro fuego. Calentura.
            Todo perdido.                                           Fiebre de carne. Quema. Quemazón.   
            Aspecto bravo.                                         Mas una rociadura, una frescura     
            Perfil perínclito.                                       me apaga el fuego arcano,
            Chispa de garfio.                                      y el pan ya no es pan sino invitación.
            Airón flamígero.
            Todo apagado.
            Todo abatido.
            Mi gallo blanco
            está vencido.

   


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