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POETAS FILIPINOS CANTAN AL IDIOMA ESPAÑOL

 GUILLERMO GÓMEZ RIVERA.

   

   EL CASTELLANO ES NUESTRA PATRIA COMÚN

   Todos nosotros somos ciudadanos 
de una insigne nación universal
porque su territorio es un idioma
que todos compartimos y guardamos.

   Tiene su propia Biblia en El Quijote;
su propio Moisés en Cervantes.
Cada escritor es un alto sacerdote
que enriquece su cielo de diamante.
   
   Los que pertenecemos a esta lengua
todos somos hispanos y latinos.
Nuestra nación gobernará sin mengua
mientras sigan su fe los filipinos,
y se sigan sus fueros en España
como en Hispano-América, su hazaña.
     Makati, 7 de marzo de 2009

EMETERIO BARCELÓN BARCELÓ-SORIANO.

                                                                

   CANTO AL IDIOMA ESPAÑOL

   Para dar bello ropaje
a mi pensar y sentir,
acentos voy a pedir
a nuestro español lenguaje.
   En esa divina lengua
se expresan bien los sentires,
con los más bellos decires
y de la idea sin mengua.
   El más estupendo brote
del genio artístico humano,
escrito está en castellano:
Es el libro del Quijote.
   En esa habla de los Luises,
Cervantes y Calderón,
hallan color y matices
la mente y el corazón.
   En riqueza y armonía,
en majestad y nobleza,
tiene la supremacía
esa habla de la belleza.
   Ella es mirífico sol
de los cielos sacrosantos,
donde si hablaran los santos,
lo harían en español.
   Como medio de expresión,
ella se lleva la palma,
cuando alza su vuelo el alma
en alas de la Oración.
   A la ilusión y al amor
esa lengua es toda mieles;
tiene bálsamo a la hieles,
si la requiebra el dolor.
   El alma de las naciones
son los poetas y santos:
con sus rezos y sus cantos
imantan las bendiciones.
   Pues la lengua castellana
la consagraron los dos:
Para las cosas de Dios
esa lengua es soberana.
   Los autos sacramentales,
donde lo divino asoma,
se han escrito en ese idioma
de sabores edeniales.
   Juan de la Cruz y Teresa
usaron el castellano,
cuando tomaron la empresa
de divinizar lo humano.
   Y el gran apóstol Santiago,
al realizar su hazaña,
sin duda, sintió en España
de esa lengua el suave halago.
   Y el misionero, halagado,
le rendía homenaje,
empleando ese lenguaje
en su noble apostolado.
   No sólo a la religión
hizo esa lengua fecunda;
también el habla es rotunda
de Agustinas de Aragón.
   Rica leche y miel hiblea
mana esa habla de los sabios;
y en ella mojan sus labios
muchos genios de la idea.
   Le arranco a ella madrigales
para engañar a mis penas,
para romper las cadena
de nostalgias celestiales.
   Si el dolor o la traición
me invitan a triste lloro,
ella es, para mí, arpa de oro
que alegra mi corazón.
   Desde que sentí su beso,
cuando apenas era un niño,
la aprisioné en mi cariño,
pienso en ella, siento y rezo.
   Esa lengua es cáliz de oro
en que bebió Filipinas
sus divinales doctrinas
que, hoy, son su mejor tesoro.
   Cuando nuestro héroe, Rizal,
de libertad alzó el grito,
en ese idioma exquisito
escribió su obra inmortal.
   Nuestros poetas mayores
aún nos dan en ese idioma
de sus versos el aroma,
de suinspiración las flores.
   Cual mensajera paloma,
que Dios desde el cielo suelta,
ha dado al mundo la vuelta
ese espiritual idioma.
   De bracero con la cruz,
cuando de España se aleja,
en el mundo entero deja
regueros de eterna luz.








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SAN JUAN DE LACRUZ

    La obra literaria del gran místico  ha influído en la obra de numerosos poetas de las letras españolas. Tambíen ha llegado esa influencia a los poetas e intelectuales filipinos.     ADELINA GURREA MONASTERIO.  (28 de septiembre de 1896 La Carlota, Negros Occ.,- Madrid 29 de abril de 1971).           SAN JUAN DE LA CRUZ     Más que hombre, poeta; más que poeta, místico; más que místico puro, del puro misticismo la quimera... Más que saeta eliptíco trazado del raudo proyectil, y aún más... velocidad suprema de la luz arropada en la estrtosfera, y más y más, el rito de lo eterno y de lo infinito. ¡San Juan de la Cruz!    Pero firme en la Tierra. El se bajó su Cielo para gozarlo en pena de nostalgia, en dolor de embeleso,  desvelando su amor con clara gracia junto al cesped verdal de la pradera, junto al regato que estira su canción sobre el declive en flor de la ladera. Y el viento, el mar, la nube, la auro...