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HISPANIDAD EN LAS LETRAS FILIPINAS (II). EVANGELINA GUERRERO ZACARÍAS.

Puerta de Santiago (Intramuros, Manila)

 

  A   ESPAÑA

   Al levantarse su vuelo del polvo de la vida
aquellos hombres idos que de mi sangre fueron,
al legarme esta santa pobreza no sentida,
dejáronme. ¡tu lengua que aprendieron!

   Hoy a ti me aproximo, cogida al lazo que une
a la tuya nuestra alma, y al cantar tus proezas,
¿Cómo mejor hacerlo que en la voz que reúne
todas las herramientas y todas las bellezas?

   Mis sistros cuyos ecos al Olimpo glorioso
han llegado, sintiendo tu beso, vibrarán;
veinte naciones bravas, en concierto armonioso,
con los brazos del alma tus playas buscarán.

   Uniendo al coro inmenso las notas de mi canto
que, ignorado y humilde desde un rincón te llama,
madre mía, quisiera sentir siempre el encanto
de tu idioma glorioso y tu egregia oriflama.

  ¡Oh, España, carmen áureo, do brotaron divina
floración fecunda rojas rosas del genio!...
¡Oh, España, donde gimen las arpas peregrinas
de los grandes troveros del más clásico ingenio!

   Aquellos cuyas musas surgieron bellas, fuertes,
como aquellas Walkyrias del Wagneriano sueño,
aquellos cuyos versos escuchaban inertes
tus siervas que en la noche se bañaban de ensueño.

   Frente al mar te levantas, ¡oh, arrogante matrona!,
como eterno peñasco que ningún rayo hiende,
y no hay soles que eclipsen tu brillante corona,
tu espiritual imperio que en dos mundos se extiende.

   En medio de las ruinas de la hecatombe humana
en que las avaricias son fuentes de dolor,
tú sola eres piadosa, tú sola eres hermana
de labios enjoyados de palabra de amor.

   Sueña bajo el tranquilo cielo que te cobija
sin que tu seno agiten las locas ambiciones;
duerme, casta gacela, que el ensueño prohija,
al arrullo encantado de viejas tradiciones.

   Al levantar su vuelo del polvo de la vida
aquellos hombres idos que de mi sangre fueron,
al legarme esta santa pobreza no sentida,
dejáronme un tesoro: ¡tu lengua que aprendieron!

   Hoy a ti me aproximo, cogida al lazo que une
a la tuya nuestra alma, y al cantar tus proezas,
yo te invoco en la lengua que harmonías reúne
y que es cifra, ¡acervo y síntesis de todas las bellezas!

Evangelina Guerrero Zacarías (Manila 24 de mayo de 1904 - Manila 11 de abril de 1949)







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