Francisco Javier Yanes de Ascanio es el autor de "EL BARDO DE AVON", libro publicado en Manila en 1.903. El autor nació en Caracas, Venezuela el seis de mayo de mil ochocientos sesenta y uno. Las dos ramas de su familia están muy vinculadas a la lucha por la independencia de su patria. Diplomático, periodista y escritor. A finales del siglo XIX ingresó en la American Republics, que más tarde pasaría a denominarse Pan American Union en Whasington. Desde 1.901 hasta su vuelta a Estados Unidos en 1.904 trabajó como traductor para la United States Philippine Commision, en Manila. A su regreso a Norteamérica volvió a trabajar en la Pan American Union hasta el día de su fallecimiento el veinticinco de febrero de mil novecientos veinte y cuatro. En esta organización llegó a ocupar el cargo de vicepresidente.
Las 161 páginas de este libro están clasificadas por un Prólogo escrito por J.M. García Suárez; cinco capítulos titulados, Shakespeare y sus obras; Macbeth; Hamlet; El Mercader de Venecia; El rey Lear; y Conclusión.
EL BARDO DE AVON.
(ESTUDIO DE SHAKESPEARE)
SHAKESPEARE Y SUS OBRA.
"Más que por la filosofía profunda que encierran sus pensamientos, lo poético de la dicción y la fuerza y valentía de la frase, Shakespeare es admirable por la manera magistral como traza el temperamento de los personajes de sus obras, especialmente las dramáticas. En ellas despliega tan íntimo conocimiento del corazón humano y sus dobleces, que hasta lo más recóndito sigue sin titubear los pensamientos que asaltan al que siendo juguete de las grandes pasiones se vé arrastrado al crimen". (Págs., 23-24).
"Macbeth resalta como la más hermosa de las creaciones dramáticas de Shakespeare. Diríase, á juzgar por el corte ático de la obra, que el Bardo de Avon se inspiró en Esquilo é igualó al maestro en lo vigoroso y aquilatado de la frase, lo alto del concepto, lo hermoso de las situaciones dramáticas. Es un estudio acabado de la ambición, que se revela por distintos modos en el Barón escocés y en su esposa, a quienes Shakespeare, con la magia de su genio, convierte en héroes míticos, tan alto rayan las manifestaciones del carácter de estos dos personajes". (Pág., 26).MACBETH.
HAMLET.
"La más conocida de las produciones de Shakespeare es Hamlet; no hay lengua europea á la cual no se haya vertido, ni artista de verdadero mérito que no haya ambicionado interpretarla. Ejerce una atracción, extraordinaria, poderosa, porque Hamlet es tan humano, que no nos suspende como Macbeth por sus caracteres épicos, ni nos toca una fibra romántica como Fausto ó D., Juan, sino, que nos habla al corazón de hombre á hombre". (Pág., 49).
EL MERCADER DE VENECIA.
"Heinrich Heine, el célebre autor del "Cancionero" (Lieder) dice que cuando Shakespeare escribió El Mercader de Venecia, con los atributos de la comedia produjo un drama. El juicio del poeta alemán es exacto, porque mientras Shylock no está en escena, la pieza, es á veces, una comedia bastante entretenida. El tipo del viejo judío es de los que despiertan sentimientos de conmiseración, y si el público en general se divierte con sus desgracias, es por ese elemento de crueldad innata que existe en el corazón humano. El hombre es el único animal que goza á ciencia y conciencia con los sufrimientos agenos y ni las influencias de las doctrinas religiosas, ni el adelanto moral que trae consigo la educación, han logrado hacer que desaparezca esa nota de salvajismo latente en el corazón de la generalidad d aquellos que, negando las teorías transformistas, se jactan de haber sido hechos á imagen y semejanza del Criador". (Págs., 89-90).
EL REY LEAR.
"Las grandes creaciones del Bardo de Avon son, como queda dicho, Macbeth, Hamlet y Shylock. Los otros personajes de sus obras, si bien trazados por la misma mano maestra, no alcanzan la altura de estos tres colosos. "El Rey Lear" (King Lear) sigue interés á los dos primeramente mencionados, por ser también un estudio de las pasiones humanas. Pero notable como es esta producción, no se puede comparar con las ya referidas, porque en ella el genio de Shakespeare no se eleva á esa región sublime del arte, desde donde mira con ojos de águila las profundidades del corazón y del cerebro para reproducir con vívidos colores, que no se apartan de la verdad, la lucha constante de las pasiones, en pugna con las creencias y los sentimientos humanos". (Pág., 113).
CONCLUSIÓN.
"Larga sería la tarea de dedicar capítulo aparte á cada una de las obras dramáticas de Shakespeare. Con lo escrito basta al objeto de este trabajo, que, -repito,- solo responde al deseo de dar á los que no posean el inglés, ni hayan podido leer las pocas versiones castellanas que existen, una ligera idea de las más notables entre las creaciones del Bardo de Avon. Las únicas traducciones que conozco dignas de tal nombre son las ya mencionadas en el primer capítulo; otras han venido á mis manos y, hay que confesarlo, no valen el papel en que están impresas. Conservo a título de curiosidad un tomo, de pasta llamativa, publicado por una casa editorial de Barcelona, en 1.883, que contiene traducidas cuatro obras de Shakespeare, y que me recuerda ciertas traducciones del Quijote que andan por ahí". (Pág., 149).
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